Nuestro grupo es nuestro hogar….

 

Llevan junt@s desde los 3 años y no hay un solo curso del que no guarde un recuerdo, una imagen llena de ternura, un detalle de cariño, un mensaje de alguna madre con alguna anécdota que emana de la convivencia diversamente maravillosa que conforma este grupo de referencia, la “superpandi”.

La última que me guardo viene del carnaval de la parroquia a la que pertenecemos, carnaval en la que participa el colegio con alguna comparsa. Durante años a Héctor no le gustaba disfrazarse ni siquiera que lo hiciera yo, en cambio de unos años para aquí la cosa es muy diferente así que lo animamos a participar como uno más con sus compañeros, respetando por supuesto su decisión ante cualquier disconformidad.

La cosa que a priori pinta sencilla no lo es tanto para nosotros, todos estos eventos suponen un descontrol para cualquier niño y más para una persona con ciertas inflexibilidades a los cambios y dificultad de control ante las esperas, pero aun así quisimos intentarlo y nosotros con él.

Nos sumamos a la comparsa pasado un tiempo prudencial para que la espera fuera menor y al salir de casa desde el portal se escuchaban los gritos de sus compañeros de clase: “Héctor, Héctor…” gritos de emoción con un poso de… "te estamos esperando compañero!!"  como lo harían con cualquier otro, porque el grupo es así todos cuentan, todos importan.

Llegó emocionado y resultó que la comparsa no salía del lugar habitual lo que supuso cierto desajuste y descontrol, sumada a la emoción colectiva y el alboroto que suponen estas cosas. Sin embargo ellos estaban pendientes, lo llamaban y lo intentaban entretener hablándole con cariño. Él se cogió de la mano de su compañera Aroa y junto a Alba, que le enseñaba los detalles de tu tambor, caminó todo el trayecto con una “cierta tranquilidad”. Después, durante el camino, se sucedieron otras sorpresas espontáneas que le dieron el empujón necesario para llegar al final, y llegó ese final de trayecto…hasta la meta, con todos y con todas.

Si me preguntan en el momento que decidí apuntarlo si sería capaz de aguantar todo el tramo y el proceso tal vez hubiera dicho que no, de hecho dudamos mucho, pero lo hizo, porque había una fuerza motriz que todo lo puede, la voluntad del AMOR del grupo.

Ese es un regalo de la vida para todos los que hemos vivido esta experiencia conjunta durante estos años.