Su padre decía el otro día: seguro será abogado o cuidador, cuando saltó en defensa de su hermano mayor.

 

Lucas tiene un instinto natural de protección, se ocupa y se preocupa sin que se note, porque en ese "ocuparse" él acompaña y disfruta.

 

Yo no quiero soñar por él, como dice mi querida Concha Casasnovas, ni por uno ni por otro, y quiero que sea en la vida lo que le haga feliz.

 

Pero lo que si tengo claro es que esa forma innata que tiene de ser Luki, con los demás, es lo que soñaría fuese esta sociedad, un lugar amable donde todos nos ocupásemos de algún modo de todos, sin que se note, de una manera completamente natural.

 

Donde se creasen espacios de confianza (concepto de mi amigo Nacho) para no cargar los cuidados siempre sobre las mismas personas. Y de algún modo Héctor, con la ayuda que necesite, ser también lo que desee el día de mañana.

 

No quiero pensar en el cuidado como carga, quiero un cuidado compartido por familiares, amigos, vecinos... donde el cuidado es respeto por los tiempos, escucha de las personas, pero la escucha que no necesita palabras que sabe entender los silencios también, donde si mi abrazo no alcanza estarás tú al otro lado para ser mi extensión, un tú que es un "nosotros global" parafraseando a Sonia Hermida.

 

Cuando pienso en ese futuro de Héctor pienso en la importancia de la figura del asistente personal para su autonomía, para su posible independencia, de la manera que sea y en los contextos que lo requiera.

 

Son tantas las posibilidades por explorar, por trabajar, por conocer, por legislar, por mejorar y tan necesarias que no pueden esperar.

 

Esas palabras de su padre pensando en su hermano Lucas como cuidador han despertado en mi tantas cosas que no podía dejar de compartir, porque esto no lo podemos hacer sol@s, esto necesita un compromiso colectivo y social y muchas de las claves tienen su germen en el movimiento de Quererla es crearla y en el cambio de mirada necesario que buscamos.